Rumbo al centro de la vida,
sobre el pubis que se besa,
la savia tibia y espesa…,
que va besando la herida.
Erecta al centro una espiga,
fina, tierna, y sonrosada,
pistilo y miel con su baba,
que se bebe y que se mima.
Una flor un poco arriba,
fino clavel permanente,
al descansar sobre el vientre,
la boca llega y le hostiga.
Dos conos, miel y comida,
de rimbombante envoltura,
donde la carne, si es dura,
la furia llega y se anida.
Copa que al ser mordida,
suave deleite al bocado,
se lame con tanto agrado,
que todo es crema y saliva.
Cadera, danza que aviva,
del árbol virgen, la fruta,
que al madurar se disfruta,
si es dulce, suave y hendida.
Rumbo al centro de la vida,
se abre sedienta la rosa,
toda henchida y deleitosa,
entre dos piernas, servida.
sobre el pubis que se besa,
la savia tibia y espesa…,
que va besando la herida.
Erecta al centro una espiga,
fina, tierna, y sonrosada,
pistilo y miel con su baba,
que se bebe y que se mima.
Una flor un poco arriba,
fino clavel permanente,
al descansar sobre el vientre,
la boca llega y le hostiga.
Dos conos, miel y comida,
de rimbombante envoltura,
donde la carne, si es dura,
la furia llega y se anida.
Copa que al ser mordida,
suave deleite al bocado,
se lame con tanto agrado,
que todo es crema y saliva.
Cadera, danza que aviva,
del árbol virgen, la fruta,
que al madurar se disfruta,
si es dulce, suave y hendida.
Rumbo al centro de la vida,
se abre sedienta la rosa,
toda henchida y deleitosa,
entre dos piernas, servida.